26/1/13

La eterna profundidad de Lucía


Lucía Valentina Bedini.

Por Ivanna Martin
@IvannaMartinTV


Comparto aquí con ustedes esta conmovedora carta que un cordobés de corazón enorme, Francisco Bedini, le hizo a su bella hija Lucía. Gracias a él por compartirla conmigo, y gracias a Lucía por existir, porque desde su corta edad y su gigantesca energía de vivir nos obliga a todos, y nos compromete también, a ser cada día mejores personas. Como estos papás, que son un ejemplo, y que desde su experiencia alientan a otros a amar a sus hijos en las personas únicas maravillosas e irrepetibles que son. 


"Lucía: 

Aquella vez llegaste a nuestras vidas con la sorpresa del miedo de pensar que algo en la pancita de mamá te estaba pasando. Entonces fue cuando decidiste que ibas a nacer, llegó el momento, un poco más de las dos y media de la tarde y diste tu primer gran grito..... 

Me llamó el partero con cara de preocupación y me dijo... ¿Usted es el papá?... Le dije sí... Continuó... Mire, le presento a su hija. 

No puedo describir la alegría inmensa de verte. Y me siguió diciendo, con la misma cara del inicio... "Su hija tiene las extremidades más cortas... un pliegue en la cabecita..."

Abruptamente le pregunté "Doctor ¿es sana?" 

Me respondió "Sí, lo es. Pero es probable que tenga Síndrome de Down" 

Sueños, anhelos, expectativas, deseos, se derrumbaron de la misma forma que se habían construido, sólo que no fue en 9 meses sino en un segundo...


Mi primera reacción, hija, fue buscar culpables. Te juro que no los encontré, porque no había.

La segunda reacción fue la de llorar y no parar de llorar buscando una explicación. Está claro que no la encontré.

Y, por último, le eché la culpa a Dios. Y me hice la misma pregunta que todos se hacen "¿Por qué a mí?"

Porsupuesto... para esto tampoco tuve respuestas.



No tenía un instante de luz. La oscuridad me invadía, y todavía no había hablado con tu mamita... ¿Cómo hacer para que esa persona que te llevó tanto tiempo en su vientre no sintiera frustración, ira, culpa?

No pude hacerlo. Apenas la vi, lloré de nuevo.

Te juro, hija, que fue algo que me superó por completo. No pude frenarlo.

Todos lloraban como si fuera un velorio y no un nacimiento. Algo de lo que estoy profundamente dolido, y por eso te pido disculpas. 

Pasaron algunas horas... mi oscuridad era cada vez más intensa, no sentía un minuto de paz...

Y de golpe, alguien con nombre y apellido, entró... y nos dijo "Basta de llorar. Hay que ponerse a trabajar. Dios no se equivoca. Puso una hermosa niña especial en unos padres especiales"

Y la luz que necesitaba resplandeció por toda la habitación!

Ni hablar, querida hija, de cuando te vi entrar en la pieza. En mi interior, supe que nunca las cosas iban a ser como antes, tal vez me lo negaba a mí mismo...

Y hoy, siete años después, puedo confirmar que no es igual. 


Hoy, llenás mi vida y la de cualquier persona que pueda compartir un sólo instante con vos... de ternura, de alegría, de enojo, de impunidad, de Amor. 

Lucha, hija mía, no sabés lo inmensamente feliz que soy de ser tu padre. 

No me cabe en el pecho el EGO de caminar por la calle disfrutando tus caprichos, tus corridas, mis pataditas en tu cola, tus empacadas, tus saludos a todo aquel que insinúe sólo mirarte...

Qué feliz soy, hija, de ver el esfuerzo que día a día hacés por aprender! Ese tartamudeo insistente para poder pronunciar de manera correcta una frase... ese "no puedo" cuando algo no te sale... Y verte hablando sola... retándote porque no pudiste con eso que querías...

En poco tiempo, tal vez comiences el primer grado, yo estaré ahí acompañándote, compartiendo tus triunfos y frustraciones; y vos estarás ahí para enseñarme que todo en la vida con Esfuerzo se consigue...

Dios: gracias por hacerme un "Papá Especial", gracias por elegirme, por confiar en mí.

Lucía, gracias por elegirme, por confiar en mí, espero poder estar siempre a la altura de todas tus expectativas y po
der compartir todo lo que vayas aprendiendo.

Te pido que me tengas paciencia, tengo mis tiempos. Pero te aseguro que a tu lado voy a estar.

A todos los que lean esta carta sólo les pido que me "envidien" de la forma más sana del mundo, y que no tengan miedo de ser padres especiales. Sólo disfrútenlo, gócenlo, manifiéstenlo con el grito más fuerte que de su garganta pueda salir!! 

No tienen idea lo sensacional que es tener una hija como LUCÍA VALENTINA. 

No saben lo profundo que es tener una niña con Síndrome de Down". 

Lucía con su papá Francisco Bedini.

13/1/13

Hoy el EJEMPLO tiene tu nombre, MARISOL



@IvannaMartinTv

Hoy, cerca de las 7 de la mañana Maribel me llamó desesperada. “Quiero volver a Córdoba con mi hermana, quiero llevarla caminando sin oxígeno, que respire sola, quiero llevarla ahora!!”, me decía, en un llanto desconsolado, una Maribel absolutamente conmovida, en crisis, gritando por lo que más ama en la vida además de sus padres: Marisol. Pero todas sus súplicas ya eran vanas. El corazón de Marisol había dicho basta minutos antes y evidentemente, Maribel, en shock, no podía aceptar que así fuera… Intenté calmarla, pero no fue posible, no hay palabras que calmen tan profundo dolor. Era la noticia que menos esperábamos porque no perdimos un minuto la fe. Su mamá, Mariana, con un hilo de voz me dijo: "No quiero pensar así, pero creo que la vida a veces es muy injusta". Yo también me quebré, y en medio de mi dolor escribo esto para pedirles que nunca, jamás, se olviden de Marisol.
Busqué hoy una nota que les hice a las gemelas para GENTE, en agosto de 2010. Así comenzaba, con palabras de Marisol: “Soñé que el trasplante salía bien y todos estábamos muy felices, que salía del quirófano y estaban mamá y papá esperándonos con los brazos abiertos, y la familia y los amigos se reían y gritaban de alegría”. Acababa de levantarse de la cama. Es que ni siquiera dormidas, las gemelas dejaron de imaginar cómo sería el día después de sus trasplantes. Vivían soñando estar bien.
La Argentina no debe olvidarse nunca de Marisol Oviedo.
Habrá, sin dudas, un antes y un después del caso Oviedo en la historia sanitaria y legislativa de nuestro país. Su familia luchó casi 20 años para salvarles la vida a Maribel y Marisol, aunque su situación recién se volvió mediática y se conoció hace poco más de tres años, cuando acudieron a los comunicadores sociales hartos de sobrevivir a las falencias y burocracias del sistema sanitario cordobés. Muchos, al principio, señalaron injustamente de oportunistas a sus padres y, en momentos claves de los altibajos en la salud de sus hijas, también les retacearon espacios para difundir el tema.
Los Oviedo, sin embargo, siguieron adelante, y fueron las propias gemelas desde sus frágiles humanidades quienes salieron públicamente a pedir a los responsables de darles una solución que así lo hicieran. “Que él haga algo, porque nosotras ya tenemos organizados nuestros planes, tenemos toda una vida pensada”, anunciaron sin súplicas y con una entereza ejemplar, refiriéndose al por entonces Ministro de Salud de Córdoba, Oscar González. En su lucha incansable, pese a que no podían respirar por sí solas y debían cargar con pesados tubos y mochilas de oxígeno, no declinaron jamás. Llegaron hasta la Casa Rosada, acudieron a la propia Presidenta. Y fue Cristina Fernández quien hace casi un año, en febrero de 2012, firmó el decreto que resolvió incluir el trasplante de pulmón con donantes vivos en la legislación vigente. Hacía menos de un mes que Maribel había sido trasplantada con éxito en Brasil, con lóbulos pulmonares de sus propios padres. Marisol era quien, en principio, estaba destinada a esa intervención pero el deterioro en la salud de su hermana hizo que finalmente Maribel fuera la beneficiada. La gran campaña realizada por los Oviedo, que trascendió las fronteras de nuestro país, logró la intervención de la Presidenta. Luego, desafortunadamente, no hubo donantes compatibles para Marisol, quien ya había sido sacada de la lista del Incucai y debió pasar todo el año aguardando ser reincorporada con la esperanza de que apareciera un donante cadavérico. Lamentablemente, pese a que fue una gran luchadora, su corazón no resistió más. Pero dejó Marisol, junto con su hermana gemela, una enseñanza de fortaleza ejemplar, tan arrolladora que alcanzó para modificar una Ley que permitirá a muchos salvar sus vidas. Jamás la olvidemos. Y que su nombre sea el símbolo de la férrea pelea que miles de familias de pacientes con Fibrosis Quística y otras enfermedades deben llevar adelante a diario, en el anonimato, sin ayuda ni exposición, sin que los medios contribuyan a instalar sus preocupaciones para hallar prontas soluciones. A los Oviedo, que tuvieron esa ventaja, tampoco les alcanzó para salvar la vida de sus dos hijas porque la mediocridad, los intereses y la indolencia de muchos políticos y funcionarios interfirieron demasiado. Que no salgan ahora a dar la cara y a querer solidarizarse para sacar rédito de una lucha que no supieron acompañar a tiempo. Ahora es tarde. Ahora no. Tengan pudor. Hoy no es el momento de contarlo todo, porque mi dolor tampoco me lo permite, pero acompañando a las gemelas durante todos estos años tan de cerca, vi muchas miserias, mucha gente lamentable y con actitudes despreciables... desde políticos y funcionarios hasta periodistas y médicos... Vaya mi repudio a todos ellos. 
Al margen, hace meses el Ministro de Salud, Carlos Simon, dijo que enviaría a médicos a Brasil para especializarse en trasplante con donantes vivos de pulmón. Según Omar Oviedo, sólo envió a uno de los 98 profesionales a los cuales se refirió en aquel momento. ¿Eso basta? ¿Es suficiente? Muy probablemente no.
Que tu muerte, Marisol, le pese a quien le tenga que pesar.
Que tu muerte, Marisol, le pese profundamente, a quien le tenga que pesar.
El año pasado hubo 1.458 trasplantes en la Argentina, con 630 donantes reales. Este año, hay más de siete mil personas en lista de espera. Cuán lejos de uno parece estar el tema de la donación de órganos cuando tenemos buena salud nosotros y nuestra familia. Pero hay que saber y hacer saber que es un tema que nos involucra a todos, porque nos une de manera transversal, porque nadie está exento de necesitarlo algún día. Todos tenemos que ser donantes. Todos tenemos que elegir dar vida a otros. Del más profundo de los dolores pueden seguir latiendo muchos otros corazones.
El tuyo, Marisol, dijo basta. Y en ese basta de tu corazón que vaya una enseñanza para nuestros políticos, funcionarios, gobernantes, responsables de lo que nos excede; que vaya también una toma de conciencia para que la gente ponga más amor en cada cosa que haga porque vos fuiste un claro ejemplo de amor. Y que en ese basta vaya el más fuerte de los cachetazos a la inacción, a la omisión, al egoísmo extremo, al individualismo, a los indolentes hijos de puta, y a la desidia de un país que siempre nos duele pero que a partir de hoy, con tu muerte bella Marisol, nos duele aún más

Con Marisol y Maribel, en su casa.



3/1/13

Ella es parte del camino

Por Ivanna Martin
En Twitter: @IvannaMartinTV



Nazarena Vélez, sin lugar a dudas, debe ser uno de los personajes más mediáticos de la última década. Desde mucho antes pero, especialmente desde el 2003 para acá, sin lugar a dudas también, debe ser una de las personas del mundo del espectáculo que más notas, titulares y tapas de revistas ha cosechado. ¿Qué no la vimos hacer a Nazarena Vélez? Desde que arrancó se plantó firme con personalidad arrolladora, y siempre supo jugar el juego de los medios, le pese a quien le pese, ella supo hacerlo de manera magistral. Logró y logra, cada vez que se le antoja, tener a la prensa encima suyo con innumerables estrategias, idas y vueltas, poses y críticas. Como sea, supo y sabe hacerlo. La vimos en cuanto canal caía el botón del zapping, pasó por el Bailando, por el Cantando, fue panelista y conductora de tv, dejó sus bailes eróticos en la pantalla, en los boliches y en los teatros. En algún momento de su vertiginosa carrera, la exposición mediática la devastó y fue víctima de trastornos alimentarios y dietas peligrosas que ella misma luego se encargó de confesar para contribuir a que otras muchas no caigan en lo mismo. En esos tiempos la vimos híper flaca, al límite, y fuera de su eje. Hace poco más de dos años, cuando por fin parecía haber encontrado la paz en los brazos de Fabián Rodríguez, la vida le azotó el golpe más fuerte: un accidente de tránsito se llevó a su hermana menor, Jazmín. Esa joven a quien le truncaron los sueños, era madre de una niña pequeña, y tenía una relación muy estrecha con Nazarena, incluso trabajaba como su asistente y eran inseparables. Jazmín ponía todo de sí para que el entorno de trabajo de su hermana fuera el mejor, era responsable y muy trabajadora. Conocí a Jazmín en el teatro Holiday en el verano del 2010, cuando Nazarena hacía temporada allí con Ranni y compartimos camarines con mi elenco del infantil “El Mago de Oz”. La hermana de Nazarena era joven, bella, entusiasta, y no dejaba ningún detalle librado al azar. Llegaba un rato antes al teatro para supervisar que todo estuviera bien, controlaba el vestuario, la escenografía, todo, cada detalle. “Por favor, no toquen las cosas de mi hermana”, nos pedía, siempre en voz alta y clara, con una gran sonrisa. Siempre llegaba con la misma energía, y se mostraba muy orgullosa de Nazarena.
Cuesta entender cómo, tras el accidente de Jazmín, una mujer pudo sobrellevar lo que restaba de su embarazo entre tanto dolor. Nadie que no esté en su lugar podría dimensionarlo. Ella misma lo dijo alguna vez, pensó que Thiago no nacería. Thiago, que hoy es la luz de sus ojos y una bella realidad que vino para completarla como mujer y para volverla a su eje en esta etapa de madurez que evidencia. Nazarena Vélez transita hoy otro escalón, ya no es la bomba sexy que quiso y supo ser y, a decir verdad, se la ve cómoda y satisfecha en su nuevo rol. La pérdida de un ser querido es probablemente la experiencia más desgarradora que pueda existir, todas las estructuras se desmoronan y hasta se siente una sensación de haber sido ultrajado, despojado. “Sólo vos, la Virgen y Dios saben lo muerta que está mi alma”, le escribió Nazarena a Jazmín en su cuenta de Twitter alguna vez. Y quizás en un intento por reestructurar su corazón hecho trizas y encontrar un rumbo tranquilizador para tanto dolor, decidió los cambios que hoy la muestran más recuperada, más feliz aunque conviva con ese sufrimiento por siempre, y lejos del tremendo ego que por momentos la consumió y que, tal vez, la estaba matando. Ella misma eligió pararse ahora en otro lugar, probablemente las pérdidas trágicas ayudan a redescubrir el sentido de la vida. Hoy a Nazarena le llegó el tiempo de dar. Tiene su propia productora, que lleva el nombre en honor a su hermana (JAZ) y proyecta una feliz vida familiar y profesional. En “Los Grimaldi” se puede apreciar la dedicación y el arduo trabajo que realizó para montar un espectáculo exitoso y divertido en Villa Carlos Paz. Armó un elenco convocante, con actores destacados como Ranni, Georgina, Muscari y Jey Mamonn. Eligió ponerse en segundo plano y dejar brillar al resto. Le dio la oportunidad a su hija Bárbara de mostrar sus buenas dotes de comediante. Le dio la oportunidad a Coki Ramírez de acercarse al público desde otro lugar. Le dio la oportunidad a muchos actores, vestuaristas, escenógrafos y técnicos de hacer un producto digno. Se dio a sí misma la chance de resurgir desde el dolor para volverlo pasión. Y le dio la oportunidad a Jazmín de eternizarse, de muchas maneras, en este nuevo proyecto y en todos los frutos que dará. Los que se nos van, los que se nos adelantan, desde arriba nos mandan todo lo bueno que nos llega después. Como canta Gieco, ya no llores, ella es parte del camino.