29/7/13

La poderosa magia que no vemos


Por Ivanna Martin
@IvannaMartinTV
@La_LlaveMagica 

Una nena que no puede dormir de noche porque tiene miedo de que el brujo Abelardo se le aparezca junto a su cama, aunque luego recuerda que el brujo no es tan malo y, por fin, logra conciliar el sueño. Una nena que pregunta si es verdad que los sueños se cumplen y lleva las manos a su corazón y pronuncia en voz baja, casi en un susurro, cuál es el suyo. Un nene que juega a ser Lorenzo y se inventa un auto con unos almohadones y grita “Carreritaaa” tal como lo hace el personaje en escena. Una nena que canta las canciones de la obra día y noche, y hasta cuando va en el auto con su familia. Otra nena que juega a ser Paloma e imita sus movimientos, y hasta sus expresiones. Otro nene que juega a los piratas y dice no tenerle miedo a nada porque tiene amigos buenos como Simón. Otra nena que desde hoy ya no quiere que la llamen por su nombre porque quiere jugar eternamente a ser Paloma. Un nene que se cree que es el brujo y asusta a sus amiguitos en el jardín. Una nena que llora en la puerta del teatro porque no quiere que se vaya el Hada… y el Hada ya se fue. Toda esa es parte de la magia real que no vemos pero que está, y que es lo que trasciende la escena, lo que va más allá, lo que les toca en lo más profundo a los niños, lo que los hace vibrar, emocionarse, sonreír y pedir volver a ver la obra porque desean seguir sumergidos en esa fantasía que solo el teatro les puede generar. La fantasía que los hace creer que, de verdad, ellos también son parte de esta historia. La misma magia que nos completa la escena cuando ellos intervienen, participan, gritan, ríen o cantan entusiasmados. “La llave mágica” no termina con el aplauso del público, sigue en el corazón de los niños latiendo por mucho tiempo más… esa es la naturaleza magnífica y poderosa que tiene el arte… el arte trasciende escenarios, telones, marquesinas… porque sigue siempre vivo en el alma de quienes vienen a vernos. De algunas historias, las menos, que suceden en ese maravilloso después, nos enteramos… de la gran mayoría no. Pero sabemos que están, que existen, que suceden… y con eso, simplemente, se nos llenan los poros de la más profunda y absoluta EMOCIÓN.