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Cecilia Lanfri, Gustavo Kreiman, Jorge Pacheco, Florencia Decall. |
Por Ivanna Martin
@IvannaMartinTV
Hay
que celebrar el teatro que hace pensar, el teatro que nos deja inquietos, que
nos provoca y nos induce a la reflexión posterior en ese espacio interno
individual que tiene cada uno consigo mismo cuando traspasó las puertas de la
sala y volvió a la realidad, a su realidad. El teatro que nos hace pensar es el
que coexiste con uno en un plano profundo de interrogantes, conclusiones y
respuestas movilizadoras. Es lo que sucede con la obra “Abel, beautiful boy”,
escrita y dirigida por Luis Quinteros y que obtuvo el segundo premio en el
Concurso Universitario de Dramaturgia Roberto Arlt, Departamento de Artes
Dramáticas IUNA y Argentores. El
espacio, que siempre ha sido determinante en teatro, es en este caso, el más
acertado. Como en un romance perfecto, la sala parece adaptarse naturalmente a la historia y a la imponente
teatralidad de la puesta, y no al revés. Fundamental, pero que no siempre
sucede y aquí está más que logrado. Un producto escénico consistente, con
actores que saben llevar la historia de manera natural, con un valioso trabajo
físico-emocional de Gustavo Kreiman (en el rol de Abel); y una exquisita y excelente
actuación de Cecilia Lanfri (que interpreta a la madre de Abel). Acompañados por Florencia Decall y Jorge Pacheco,
“Abel, beautiful boy” aborda temáticas complejas que van surgiendo lentamente
en un ambiente de tensión y suspenso, en el que las intrigas, la corrupción policial y las drogas y -especialmente- los secretos de
familia bien guardados van saliendo a la luz a contraluz de las velas, siempre
encendidas, siempre apagadas, acompañando esas almas que llegaron a una morada
remota en busca de refugio. Y el refugio, que debiera presumirse cálido y
contenedor, se convierte en lugar tenebroso en el que surgen sentimientos tan
intangibles como la humanidad misma y las emociones que inspira. La familia
tipo, estereotipada como ejemplar, queda entonces al descubierto. O casi. Es entonces cuando cabalmente aflora la sensación de que no siempre es bueno quedarse solos, aislados... y en familia. Desde
el abismo de las contradicciones, fluye esta historia interesante, bien
planteada, y dirigida de manera óptima.
Elenco: Ecléctica Teatro
Para ver: última función, domingo 30 de junio, a las 21.
Sala: DocumentA/Escénicas (Lima 364)
Entrada: $ 50
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Luis Quinteros dirigiendo al elenco. |