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Ariel Ventre, Carolina Aguerrido, César Socci. |
“Cuando estoy triste como chocolate. Si estoy alegre pan y
salame. Ahora, si estoy más o menos… como chocolate, pan, salame, chocolate,
pan, salame…”
Por momentos triste, despiadada y dolorosamente sincera es
la puesta de “OBES.O.S.” que se presenta en Ciudad de las Artes hasta el
próximo 15 de noviembre todos los fines de semana. Tres actores (César Socci, Carolina
Aguerrido y Ariel Ventre) que ríen, lloran, se mofan, se deprimen, cantan,
enmudecen, bailan y transitan la obra llevándonos a dos preguntas finales: ¿la
obesidad es una enfermedad? y ¿qué trato merecen quienes son obesos? es el
planteo del trío actoral que se animó a disparar lo lúdico teatral a partir de
sus propios kilos de más tal vez como una manera de reclamar a gritos a una
sociedad cruel e indiferente que reaccione, puntualmente, ante este tema. Lo
que durante la obra, que tiene varios monólogos, escenas compartidas y algunos
momentos musicales, se presenta desde textos que transitan permanentemente por
una risa reflexiva del público se convierte, hacia el final, en un latigazo
ensordecedor que deja a más de uno emocionado o disimulando la tremenda culpa
interna que siente porque alguna vez se ha reído o ha maltratado a una persona
gorda. En tiempos donde el bullyng
–que siempre existió aunque ahora cobra nombre en inglés para subirse a la
oleada mediática moderna- hace estragos, es válido que tres actores se pongan
en la piel de personajes y de sí mismos (porque cuentan historias reales y
sobre el final de la puesta hablan de cara al público desde sus respectivas
personas y no ya desde los personajes que interpretan) para cumplir con la
esencia social que tiene el quehacer teatral. A veces en forma irónica,
humorística pero siempre reales, las escenas van describiendo emociones,
sentimientos y situaciones por las que tienen que atravesar aquellos que luchan
por recuperarse de la obesidad.
La dieta, las operaciones, la soledad, la bulimia, la
vergüenza, los grupos de apoyo, el miedo al desamor, la exclusión del trabajo.
Párrafo aparte es una canción hecha simplemente a partir de una secuencia de
insultos y apodos que victimizan aún más a la persona gorda. Todos lugares
comunes ¿quién no los escuchó o los pronunció alguna vez? Más todavía en la
jerga graciosa del cordobés que se jacta de tener un humor particular sin, tal
vez, jamás reflexionar acerca del daño que su decir puede generarle a los otros.
No sucede, claro está, solamente con los gordos, también con los
discapacitados, los gangosos, los ciegos, los que no pueden caminar y hasta con
las personas feas o que, simplemente, usan anteojos. Así de simple. No
obstante, el tema elegido para cuestionarnos socialmente aquí es el de la
obesidad mórbida.
En un pasaje de la obra se cuenta cómo un hombre “oso”
–perteneciente al grupo de los homosexuales gordos y grandotes que no reniegan
de sus cuerpos ni de su condición- descubre el verdadero valor de la belleza en
una fiesta en la que hay decenas de personas iguales a él. Porque el verdadero
significado de la belleza está en el ojo de quien lo mira.
“La grasa hace que uno se sienta una mierda. De otras
enfermedades el mundo tiene un poco más de piedad”, dicen los actores y una
Carolina Aguerrido que se luce en su rol poniéndole infinita emoción cierra
diciendo que el gen de este producto teatral se originó cuando empezó a
estudiar teatro y un profesor le preguntó qué tenía para decir. “Que vivan las
gordas”, era su deseo. Y lo dice, anticipando el final, y pidiéndole al público
junto a sus compañeros que griten “diversidad corporal”. Se advierte, en los
tres, la imperiosa necesidad de que les creamos, de que reflexionemos, de que
les tengamos compasión, de que los aceptemos, de que dejemos de criticarlos, de
que dejemos de ser una sociedad tan lapidaria en un mundo que castiga el no ser
y premia el parecer. Y es ahí cuando cabe preguntarse, identificados en las
lágrimas y emoción de estos actores que se ponen su propia vida al hombro para
dar vida a nuevas historias que mucho tienen de autobiográficas (Socci cuenta
en un momento cómo le cuesta ser bailarín, que es su profesión, por ser gordo),
porqué funcionamos así como sociedad y cuándo llegará el bendito día en el que
dejemos de discriminar al que está al lado por considerarlo diferente.
Celebro la iniciativa de poner en escena la temática pero no
así que aún, en estos tiempos tan modernos, las personas que tienen unos kilos
de más tengan que pedir a gritos al resto ser aceptados. En tantas cosas
todavía somos tan patéticos como comunidad. Esta puesta que lo deja en
evidencia, va de la risa al dolor, del dolor a la emoción y de la emoción a la
reflexión posterior; y el público sale pensando en quién, finalmente, es más
anormal.
Elenco: César Socci, Ariel Ventre, Carolina Aguerrido
Funciones: 31 de octubre; 1, 7, 8, 14, 15 de noviembre a las
20.30 hs. Sala Azul, Ciudad de las Artes. Entradas en boletería: $ 90 y por
Autoentrada.