24/10/08

Preocupa el nivel formativo de los médicos

Por Ivanna Martin
LA VOZ DEL INTERIOR

Flamantes médicos que nunca entraron en un quirófano, vieron un cadáver ni aprendieron a disecarlo; que no conocen con certeza en qué lugar del cuerpo está ubicado o cómo es cada órgano y que ni siquiera saben descifrar el protocolo de un análisis.
Jóvenes profesionales que jamás vieron un parto ni cómo se hace una operación; que no saben palpar un hígado, una glándula o un riñón, tomar la presión arterial, colocar una inyección, entubar a un paciente o auscultar un soplo cardíaco.
Egresados que cursaron durante seis o más largos años la carrera de Medicina pero jamás tuvieron contacto con un esqueleto, un microscopio, un bisturí o un estetoscopio, y menos aún con un paciente.
Este alarmante panorama quedó retratado al cabo de un relevamiento que LA VOZ DEL INTERIOR realizó en los distintos hospitales públicos cordobeses donde se forman los médicos estudiantes que se gradúan cada año en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Alumnos, residentes y hasta los propios médicos y docentes coincidieron en definir a esta situación como de extrema gravedad. A las falencias derivadas de la falta de prácticas, se les suman deficiencias infraestructurales y la carencia de material de trabajo básico en las distintas cátedras.
Actualmente, los más de 1.600 estudiantes que cursan Anatomía deben ingeniárselas para trabajar con sólo cuatro o cinco cadáveres (cuando lo ideal sería uno cada dos o tres alumnos). Aunque en la facultad hay otros tres, fueron reservados para prevenir la falta de piezas anatómicas en los próximos años.
Desde hace tiempo, según confiaron docentes de esa materia, la UNC no recibe cadáveres y cada vez es más difícil conservar en buen estado los que posee. Algunos fueron disecados varias veces, están destrozados y en mal estado. Además, las cubas en las cuales deben conservarse herméticamente y en formol, están rotas.
Los docentes apuntaron que trabajar con material cadavérico es fundamental para los futuros médico. "El contacto con las piezas anatómicas es imprescindible, pero en estas condiciones resulta verdaderamente imposible", señaló Esteban Jáuregui, profesor adjunto de Anatomía. En la Facultad también faltan microscopios, bisturíes, guantes, estetoscopios, pinzas, camillas y soportes técnicos como videos y diapositivas.
Según los docentes, la UNC únicamente les envía 100 litros de formol por año y al resto del material de trabajo deben costearlo de su propio bolsillo. "Nosotros tenemos que conseguir los cadáveres y las camillas para trasladarlos, los huesos y el instrumental", dijo Jáuregui.
También deben tomar precauciones para que esos elementos no desaparezcan ya que hay robos en forma permanente. Sólo queda un esqueleto completo que debe ser compartido por cientos de alumnos, aunque lo óptimo sería que cada uno tuviera el suyo.Las manos anónimas también se llevan radiografías, ecografías, electrocardiogramas y tomografías de las historias clínicas de los pacientes. "Los mismos estudiantes se roban las cosas en su afán de aprender algo. Es una actitud entendible, pero que no se justifica", explicó Pablo Argûello, residente del Hospital Nacional de Clínicas.

Camas vacías
A la falta de prácticas derivada de la masividad del alumnado de Ciencias Médicas, se le suma la falta de pacientes. "Con la autogestión, cada vez ingresan menos pacientes. Y los que tienen plata, prefieren ir a otro hospital para que los estudiantes no los molesten", señaló Javier Sosa, uno de los pocos que tuvo la suerte de acceder a una residencia. Aseguró que a los pacientes no les agrada someterse a los constantes interrogatorios de decenas de estudiantes que los visitan diariamente. "Es imposible aprender en estas condiciones. A veces sucede que estudiamos una patología cardíaca y luego _para practicar ese caso_ observamos a una persona con problemas de riñón o a una embarazada", ejemplificó.El deterioro de la aparatología en algunos hospitales dificulta aún más la cuestión. Tomógrafos, radiógrafos y ecógrafos que funcionan mal conviven con otros que alguna vez se rompieron y nunca fueron reparados.

Formación tardía
De la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC egresan entre 900 y mil nuevos profesionales por año. Según estimaron los docentes y médicos consultados por este diario, sólo un cinco por ciento de los egresados de la carrera llega a formarse como realmente debe mediante residencias y especializaciones. Coincidieron, preocupados, en que los estudiantes comienzan a capacitarse recién después de recibidos."El título de médico habilita para abrir un cráneo, un abdomen, un corazón o hacer un parto. Pero quienes egresan de la UNC, por la falta de prácticas que hay, no son idóneos para hacerlo", sostuvo el cirujano Fernando Soria.

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